Domingo 6NOV11.
Hoy ha sido un día espectacularmente emotivo para mí y quiero compartirlo contigo. A veces, la rutina diaria de la vida nos envuelve de forma tal que las emociones van y vienen como si nada. Son días comunes en los que sentimos, pensamos y vivimos, como en automático. Como si estuviera encendido el piloto automático y te guiara en tu día. Activo pero viendo las cosas pasar, haciendo que ocurran otras pero casi sin razonar, en fin, creo que todos hemos vivido esto en algún momento y en realidad la vida está llena de emociones, tanto buenas como negativas y a veces nos olvidamos de ello.
Hoy para mí fue un día completamente diferente a los demás, uno en que las emociones más profundas afloraron y se dejaron sentir. Me atrevería a decir que ha sido la primera vez en mi vida que tengo la piel chinita por el período más largo de tiempo que yo he notado.
El día inició yendo a visitar el Museo Memoria y Tolerancia en la ciudad de México, algo que quería hacer hace tiempo pero algo me detenía… algo que sabía que “no quería ver”, algo que aunque quería… bueno, me entiendes no? Sabía que no sería grato y que tal vez me pondría mal, pero en esta ocasión era TAREA. Sí, a mi hija le dejaron de tarea en la Universidad ir al museo y bueno, nos embarcamos toda la familia en este proyecto.
Antes de entrar en los detalles quiero reconocer la belleza arquitectónica del lugar, definitivamente hace más llevadero el recorrido el poder hacerlo en un lugar estético y artístico. Desde que llegas al museo notas el cuidado con el que fue hecho y los detalles tan perfectamente cuidados, es un museo a la altura de los mejores del mundo. $55.00 entrada general y $45.00 a estudiantes, lo que nos llevó a un total de $200.00 MXP algo así como $15.00 USD
Espacios amplios algunos, estrechos otros pero cómodos todos ellos. Empiezas el recorrido en el 5º piso, sobre un piso de cristal al lado de ventanales que te permiten ver el Palacio de las Bellas Artes y la Torre Latinoamericana. Después de una breve espera que se indica en un display rojo sobre la puerta, pasas a un moderno salón repleto de pantallas en la que ves una presentación multimedia que termina con una frase de George Santayana proyectada en el suelo “Aquel que no recuerda el pasado, está condenado a repetirlo”.
El hombre ha hecho las cosas más impresionantes en cuanto a avances y tecnología, sin embargo también se ha desviado deshumanizándose en distintas épocas y lugares. La exhibición empieza mostrándonos los aparatos de medición y fotografías de cómo medían los rostros de las personas, el color del cabello y ojos, el ancho de la nariz y hasta el del cráneo para “determinar” si eran arios o no, en la Alemania nazi. Como discriminaban a las minorías y la brutalidad con la que eran tratados. Qué importante es tenerlo presente, vívido y verlo de cerca para evitar que se repita una historia similar! Sobre todo cuando los sobrevivientes de esa masacre son ya muy pocos y los culpables o sus seguidores quieren negar lo ocurrido. Joseph Goebbels dijo “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Lo que busca este museo es que la verdad no solamente sea repetida, sino que se conozca por todos. Sigue el recorrido, ves como saqueaban libros y los quemaban, como incendiaban los rollos de la Biblia (Torá) con todo y sinagogas y lees a Heinrich Heine “Allí donde se queman libros, se quemarán seres humanos”. Este poeta alemán de origen judío escribió esa frase profética un siglo antes, en 1821. En el caso de la Alemania nazi, el lapso de quemar libros a quemar personas tomó 8 años.
Ghettos, fosas comunes, asesinatos a gran escala, barracas y hasta un vagón de carga original en el que transportaban seres humanos hacinados a los que no se les daba agua ni alimento por los 5 días y noches que duraba su recorrido a la muerte. Algunos la encontraban en el propio vagón y lo notaban los demás al llegar, ya que caía el cadáver al abrirse espacio. Gente que sacaba una cucharita por las rendijas del vagón para alcanzar a lamer unas cuantas gotas de lluvia.
Eso fue durante la segunda guerra mundial sin embargo después de ella hay masacres Srebrenica (la ex Yugoslavia), Ruanda, Sudán, Camboya en incluso en Guatemala.
Hay dos memoriales artísticos, uno que a mí me trajo el recuerdo de una chimenea con luz natural del día hasta arriba que bien podría ser una luz de esperanza y otro más con una belleza indescriptible que es el de el potencial perdido, en memoria de todos los niños muertos en ese período de obscuridad.
Finalmente nos sentamos a comer y comentar todo lo observado. Con el corazón arrugado de ver tanta maldad hacia nuestra propia especie.
Después de ello y un paseo para distraer un poco la mente y regresar de ese viaje tan ilustrativo pero tan doloroso llegamos finalmente a casa. La tele, la cena, los niños, la rutina de un Domingo en la noche. Solo por no dejar revisé mi facebook, dentro de los mensajes uno que decía textualmente “a todas las personas que conocieron a Maikel Melamed, lo pueden seguir en vivo y ver como completa el maraton de New York por la pag. web.www.vamosmaickel.com” en mis adentros dije “WOW, ese Maickel es un tipazo, que buena onda que hizo el maratón” y seguí viendo mensajes pensando que ese era un mensaje viejo para ese momento. Cuando entro a revisar mi twitter leo un tweet que dice que Maickel está a 500 metros de la meta, eran las 11:00 de la noche en México!!!
A Maickel tuve el honor de conocerlo en un elevador en Utah, cruzamos 3 palabras y nos despedimos. Meses después nos reencontramos en México y me dijo “yo a ti te conozco” y platicamos un poco más sin saber que al día siguiente estaría como invitado especial dándome una conferencia, desde ese momento siento una gran admiración por él.
A Maickel (www.maickelmelamed.com) no le daban 36 horas de vida cuando nació, dijeron a sus padres que no podría caminar nunca, ese día subió las escaleras para llegar al escenario ayudado por otra persona. A los pocos meses me entero que está transmitiendo en vivo en Internet y me conecto, lo veo subir por primera vez en su vida un escalón de 30 centímetros sin ayuda.
Finalmente me conecto a las 11:00 de la noche y veo a ese Maickel que yo conozco, con un impulso que viene desde lo más profundo de su ser, recorriendo los últimos 500 metros de los 42 kilómetros del Maratón de Nueva York. A sus 36 años de vida, con limitaciones físicas a las que se ha sobrepuesto, recorre 42 kilómetros a pie en 15 horas y 22 minutos. 200 venezolanos cantando el himno nacional, 500 personas aplaudiéndole en la meta, Trending Topic en Twitter y seguramente miles de personas, como yo, admirando su hazaña en la web.
Qué manera de terminar el fin de semana, qué forma de decirnos “MUÉVETE!!!”.
Cuántos de nosotros nos ponemos limitaciones cuando no tenemos limitaciones! Recuerda que si lo puedes creer lo puedes crear. No dejes que tus experiencias del pasado te limiten, no permitas que comentarios de terceros te frenen, tú eres capaz de hacer aquello que te propongas siempre y cuando pongas manos a la obra, lo desees fervientemente y tengas un plan estratégico para lograrlo. Espero con esta historia haber puesto un granito de arena en ayudar a que tu vida mejore pero eso… solo depende de ti.
Este sueño de Maickel fue acariciado por 3 años, imagínate el gran esfuerzo que fue para el que, cuando terminó, una reportera la preguntó “Cuál es tu siguiente reto Maickel?” y su respuesta, con una gran sonrisa en su boca, fue… “QUITARME LOS ZAPATOS!”
Hoy ha sido un día espectacularmente emotivo para mí y quiero compartirlo contigo. A veces, la rutina diaria de la vida nos envuelve de forma tal que las emociones van y vienen como si nada. Son días comunes en los que sentimos, pensamos y vivimos, como en automático. Como si estuviera encendido el piloto automático y te guiara en tu día. Activo pero viendo las cosas pasar, haciendo que ocurran otras pero casi sin razonar, en fin, creo que todos hemos vivido esto en algún momento y en realidad la vida está llena de emociones, tanto buenas como negativas y a veces nos olvidamos de ello.
Hoy para mí fue un día completamente diferente a los demás, uno en que las emociones más profundas afloraron y se dejaron sentir. Me atrevería a decir que ha sido la primera vez en mi vida que tengo la piel chinita por el período más largo de tiempo que yo he notado.
El día inició yendo a visitar el Museo Memoria y Tolerancia en la ciudad de México, algo que quería hacer hace tiempo pero algo me detenía… algo que sabía que “no quería ver”, algo que aunque quería… bueno, me entiendes no? Sabía que no sería grato y que tal vez me pondría mal, pero en esta ocasión era TAREA. Sí, a mi hija le dejaron de tarea en la Universidad ir al museo y bueno, nos embarcamos toda la familia en este proyecto.
Antes de entrar en los detalles quiero reconocer la belleza arquitectónica del lugar, definitivamente hace más llevadero el recorrido el poder hacerlo en un lugar estético y artístico. Desde que llegas al museo notas el cuidado con el que fue hecho y los detalles tan perfectamente cuidados, es un museo a la altura de los mejores del mundo. $55.00 entrada general y $45.00 a estudiantes, lo que nos llevó a un total de $200.00 MXP algo así como $15.00 USD
Espacios amplios algunos, estrechos otros pero cómodos todos ellos. Empiezas el recorrido en el 5º piso, sobre un piso de cristal al lado de ventanales que te permiten ver el Palacio de las Bellas Artes y la Torre Latinoamericana. Después de una breve espera que se indica en un display rojo sobre la puerta, pasas a un moderno salón repleto de pantallas en la que ves una presentación multimedia que termina con una frase de George Santayana proyectada en el suelo “Aquel que no recuerda el pasado, está condenado a repetirlo”.
El hombre ha hecho las cosas más impresionantes en cuanto a avances y tecnología, sin embargo también se ha desviado deshumanizándose en distintas épocas y lugares. La exhibición empieza mostrándonos los aparatos de medición y fotografías de cómo medían los rostros de las personas, el color del cabello y ojos, el ancho de la nariz y hasta el del cráneo para “determinar” si eran arios o no, en la Alemania nazi. Como discriminaban a las minorías y la brutalidad con la que eran tratados. Qué importante es tenerlo presente, vívido y verlo de cerca para evitar que se repita una historia similar! Sobre todo cuando los sobrevivientes de esa masacre son ya muy pocos y los culpables o sus seguidores quieren negar lo ocurrido. Joseph Goebbels dijo “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Lo que busca este museo es que la verdad no solamente sea repetida, sino que se conozca por todos. Sigue el recorrido, ves como saqueaban libros y los quemaban, como incendiaban los rollos de la Biblia (Torá) con todo y sinagogas y lees a Heinrich Heine “Allí donde se queman libros, se quemarán seres humanos”. Este poeta alemán de origen judío escribió esa frase profética un siglo antes, en 1821. En el caso de la Alemania nazi, el lapso de quemar libros a quemar personas tomó 8 años.
Ghettos, fosas comunes, asesinatos a gran escala, barracas y hasta un vagón de carga original en el que transportaban seres humanos hacinados a los que no se les daba agua ni alimento por los 5 días y noches que duraba su recorrido a la muerte. Algunos la encontraban en el propio vagón y lo notaban los demás al llegar, ya que caía el cadáver al abrirse espacio. Gente que sacaba una cucharita por las rendijas del vagón para alcanzar a lamer unas cuantas gotas de lluvia.
Eso fue durante la segunda guerra mundial sin embargo después de ella hay masacres Srebrenica (la ex Yugoslavia), Ruanda, Sudán, Camboya en incluso en Guatemala.
Hay dos memoriales artísticos, uno que a mí me trajo el recuerdo de una chimenea con luz natural del día hasta arriba que bien podría ser una luz de esperanza y otro más con una belleza indescriptible que es el de el potencial perdido, en memoria de todos los niños muertos en ese período de obscuridad.
Finalmente nos sentamos a comer y comentar todo lo observado. Con el corazón arrugado de ver tanta maldad hacia nuestra propia especie.
Después de ello y un paseo para distraer un poco la mente y regresar de ese viaje tan ilustrativo pero tan doloroso llegamos finalmente a casa. La tele, la cena, los niños, la rutina de un Domingo en la noche. Solo por no dejar revisé mi facebook, dentro de los mensajes uno que decía textualmente “a todas las personas que conocieron a Maikel Melamed, lo pueden seguir en vivo y ver como completa el maraton de New York por la pag. web.www.vamosmaickel.com” en mis adentros dije “WOW, ese Maickel es un tipazo, que buena onda que hizo el maratón” y seguí viendo mensajes pensando que ese era un mensaje viejo para ese momento. Cuando entro a revisar mi twitter leo un tweet que dice que Maickel está a 500 metros de la meta, eran las 11:00 de la noche en México!!!
A Maickel tuve el honor de conocerlo en un elevador en Utah, cruzamos 3 palabras y nos despedimos. Meses después nos reencontramos en México y me dijo “yo a ti te conozco” y platicamos un poco más sin saber que al día siguiente estaría como invitado especial dándome una conferencia, desde ese momento siento una gran admiración por él.
A Maickel (www.maickelmelamed.com) no le daban 36 horas de vida cuando nació, dijeron a sus padres que no podría caminar nunca, ese día subió las escaleras para llegar al escenario ayudado por otra persona. A los pocos meses me entero que está transmitiendo en vivo en Internet y me conecto, lo veo subir por primera vez en su vida un escalón de 30 centímetros sin ayuda.
Finalmente me conecto a las 11:00 de la noche y veo a ese Maickel que yo conozco, con un impulso que viene desde lo más profundo de su ser, recorriendo los últimos 500 metros de los 42 kilómetros del Maratón de Nueva York. A sus 36 años de vida, con limitaciones físicas a las que se ha sobrepuesto, recorre 42 kilómetros a pie en 15 horas y 22 minutos. 200 venezolanos cantando el himno nacional, 500 personas aplaudiéndole en la meta, Trending Topic en Twitter y seguramente miles de personas, como yo, admirando su hazaña en la web.
Qué manera de terminar el fin de semana, qué forma de decirnos “MUÉVETE!!!”.
Cuántos de nosotros nos ponemos limitaciones cuando no tenemos limitaciones! Recuerda que si lo puedes creer lo puedes crear. No dejes que tus experiencias del pasado te limiten, no permitas que comentarios de terceros te frenen, tú eres capaz de hacer aquello que te propongas siempre y cuando pongas manos a la obra, lo desees fervientemente y tengas un plan estratégico para lograrlo. Espero con esta historia haber puesto un granito de arena en ayudar a que tu vida mejore pero eso… solo depende de ti.
Este sueño de Maickel fue acariciado por 3 años, imagínate el gran esfuerzo que fue para el que, cuando terminó, una reportera la preguntó “Cuál es tu siguiente reto Maickel?” y su respuesta, con una gran sonrisa en su boca, fue… “QUITARME LOS ZAPATOS!”